Ayer fui al dentista. Pero no voy a escribir de las muchas horas que puedo haber pasado en uno de esos sillones bajo el foco de luz y con la boca abierta. No creo que sea muy agradable.
Hoy toca sobre las salas de espera... sí, esas en las que seguramente todos hemos pasado más horas aún que sentados en los sillones del dentista.
Generalmente suele haber revistas para que la espera no se haga tan larga. Suelen ser revistas de "cotilleo" la mayoría, o la típica revista que viene los domingos con el periódico, o el cada vez más solicitado para estos menesteres "National Geographic". Y es que ya se sabe, cuando a uno le va a tocar "sufrir" un rato en el dentista es cuando más apetece leer sobre las costumbres del elefante indio y cosas parecidas.
Pues resulta que mi dentista también tiene para leer a Mortadelo y Filemón. Ni me acordaba de la última vez que me puse a leer uno... Qué bien me lo pasé mientras esperaba a que me llamasen para entrar en la sala. Pero ahora resulta que tengo un dentista puntual y que no me hace esperar. Manda narices. Me dejó a mitad de la historieta. "Menos mal" que tengo que volver dentro de diez días.
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