Atascos y desatascos

Pues en esas me ando, intentando desatascar la pierna, en esta nueva etapa “multideportiva”. Nadar y montar en bicicleta no me molesta en absoluto, pero ayer salí a correr un poco, muy suave, ni siquiera media hora, y el atasco continúa. Zapatillas nuevas, sesiones de fisioterapia, plantillas correctoras, quince días de descanso y de nuevo la misma sensación de bloqueo en la rodilla derecha. No me impide correr, pero al acabar soy incapaz de estirar la pierna por completo hasta pasado un rato. Y sé que si insisto en correr, el atasco aumenta. Y no es plan esto de estar quince días parado cada vez que decido ponerme las zapatillas. Habrá que darse un poco más de tiempo, y buscar más soluciones.

Y hablando de desatascos. Teníamos en casa el desagüe del lavabo algo atascado desde hace tiempo. Habíamos probado de todo: coca cola, agua hirviendo… pero nada. Hasta ayer, que probamos el “desatascador total”. Es un bote de plástico aparentemente inofensivo, el cuál, nada más cogerlo y ver las instrucciones y los consejos, ya pasa a dar miedo. Que si guantes de plástico, que si no te puede tocar la piel en ningún caso, que si gafas de protección, que si ácido de no sé qué, que si cuidado con las partes metálicas que pueden sufrir corrosión… Pero el acojone que se siente una vez se abre el frasco y se utiliza, ese sí que es inenarrable. Menudos ruidos que hacía la cañería, vaya olor, e incluso, humillo. El caso es que el invento funcionó, y ahora el desagüe no se atasca, pero aquellos momentos de miedo no se los deseo a nadie.