domingo, 10 de mayo de 2009

¿Qué hago yo aquí?

Esta es la pregunta que más me he hecho mentalmente en el día en el que se supone que iba a ser mi primer triatlón, en Talavera de la Reina.


Primero en el box, organizando las cosas, poniendo la bici en orden, metiéndome en el neopreno que me habían prestado... "¿Qué hago yo metido en este traje? Bueno, no te quejes, que al menos estás calentito, que sólo con el mono hace fresco."


Luego, en el río Tajo, rodeado de 200 pirados más, sin ver ni mi propia mano debajo del agua. Nadando a braza a ratos, "¿dónde está la boya?, ¿y ése dónde va?, joder, vaya marejadilla... ¿Qué hago yo metido en este río?"


Ya en la bici, algo mejor, remontando agún puesto, disfrutando algo más. Hasta que al final, me volvió la misma pregunta a la cabeza... "¿Qué hago yo aquí... en el suelo?". Se acabó el triatlón. Llegando a boxes hay que bajarse antes de una línea. Demasiado lejos me había preparado para apearme, se me movió un poco el pie de apoyo sobre el pedal al hacer el gesto de descabalgar y de repente el negro asfalto.


A partir de ese momento se me acumularon los "¿Qué hago yo aquí?". Lleno de arañazos y rozaduras, con dolor en un hombro, subiendo a la ambulancia, llegando a urgencias, haciéndome una placa. Todo para acabar descubriendo que tengo la clavícula izquierda rota. "¿Qué hago yo aquí, con una clavícula rota?".


Pues nada, aguantarme. Ahora a descansar y a curarme. Luego, ya veremos. Y sobre todo, perdón por el susto.

4 comentarios:

JAC dijo...

¡Vaya leche! pues nada, ánimo y a recuperarse.
Un abrazo (no muy fuerte, para que no te duela)

A. Escalada dijo...

¿Qué haces tú aquí? ... ¡¡¡Vivir, querido!!!
La primera rotura del hombre es la del cordón umbilical. Y es igual de desconcertante; pero el bebé no le da importancia, porque viene a vivir. Por eso luego sólo queda un recuerdo en esa cicatriz que es el ombligo. Y más allá de la postilla el lazo de unión que nunca falla. Aunque, - ¡qué curioso! - sea un lazo desprendido...
Cuídate mucho. No te rompas. No te desconciertes. Te queremos...

Mildolores dijo...

Perdona tú por no poder entrar antes a comentarte tu estreno.
Lo siento mucho. El estreno suele ser otra cosa. Llegar, ver, competir, disfrutar y descubrir qué se siente cuando traspasas la línea de meta. Esa nueva forma de meta que hasta ahora encerraba un buen puñado de kilómetros a pie y que ahora va combinada con unos cuantos kilómetros en bici y unos metros a nado.
El estreno es caerse, pero nunca es peor recibido que el dia del estreno total. Quizá por todo lo malo que encierra que se termina reduciendo a un "nunca más".
Tú, como yo, llegaste al triatlón porque es menos lesivo. ¡Pues menos mal! ¿No?
Quiero que lo sigas pensando, porque es cierto, aunque tu hayas empezado con mala pata.
Esta ya te la has aprendido. Nunca dudes ni un instante a la hora de descabalgar. Hasta a los "pros" les he visto pegarse un batacazo en este lance.
Ánimo Igor. Y a seguir entrenando en cuanto puedas.

Igor dijo...

JAC, un abrazo para ti también, pero despacito, no se me descoyunte el hombro, jejeje ;-)

A.Escalada, yo también os quiero. El ombligo me recuerda todos los días que siempre os tendré cerca. Un beso.

Mildo, gracias. Me quedo con lo de que habíamos llegado a este deporte porque es menos lesivo... jejeje ;-) Creo que la lección de descabalgar no se me olvide ya nunca más. Y descuida, volveré, que los leoneses otra cosa no, pero cabezones... :-P

Un saludín a todos
(PD. Acaban de decir en la radio que Sete Gibernau, el de las motos, se ha roto la clavícula izquierda... pobre!!!)