De niño soñaba con dragones, me imaginaba ser un príncipe que tenía un dragón de amigo, que le acompañaba donde quisiera que fuera, volando a su lado.
Quién fuera niño otra vez para creer de nuevo en dragones y fantasear con grandes aventuras.
Por suerte, los dragones existen, y yo tengo uno en mi terraza. Y también, a veces, vivo pequeñas aventuras. Aunque ya no sea tan niño.
3 comentarios:
Jo!!! ese debe ser un tritón. Dicen que los tritones son augures de buena suerte. Como las salamandras. La semana pasada, en el pueblo, vimos una salamandra en el agua sucia del estanque. Y un sapo campanero nos "cucaba", a la noche, escondido entre la hiedra. En la pared del rincón de la puerta de la entrada vigilaba una luciérnaga... (ya sabes: un coco-luz de aquellos que subían a tu dormitorio en una caja de cerillas, e iluminaban las hojas de los libros fantasiosos de tus sueños...)
Que el tritón te traiga suerte!!!
¿Y a donde te acompaña? ¿ A qué tipo de aventuras?
Los dragones aparecen a nuestro paso sin buscarlos: siempre podrás medirte con ellos e intentar vencerlos, o tenderles la mano para que te acompañen en el camino.
Y no estoy de acuerdo contigo: a veces se asoma en tu sonrisa el niño que llevas dentro, yo lo he visto cuando hablas de tus carreras, cuando miras a quien te acompaña día a día... Y ahora más que nunca las aventuras no son más pequeñas porque se han multiplicado por dos :-)
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