lunes, 19 de noviembre de 2007

El otoño llega hoy a la una

Parece que por fin se ha presentado este año el otoño. Y espero que sea para quedarse, que falta nos hace.
Llevamos unos días de frío intenso por las noches, con alguna helada que otra, que hace que por las mañanas haya que rascar el hielo del parabrisas del coche para poder ver. Pero durante el día un sol radiante hacía olvidar el frío de las noches.
Y claro, eso no es el otoño, no al menos como yo lo recuerdo. Con el frío se conseguía que algunas hojas se cayeran de los árboles, creo que ya de aburrimiento. Pero una vez en el suelo no hacían más que secarse, cuando lo que a ellas les debe gustar en esta época, por lo que me han contado, es llenarse de humedad por la lluvia y así conseguir que debajo de ellas crezcan las setas, y todo el ambiente se empape con los tonos y olores ocres del invierno.
Ha tenido gracia la cosa. Ya en el pronóstico del tiempo de la tele decían que hoy empezaría a llover. Pero resulta que en la oficina, un compañero ha comentado que en la radio dijeron por la mañana, mientras venía a trabajar, que empezaría a llover a la una del mediodía.
- (Informador) Hola buenos días, ¿me podría pasar con las primeras lluvias del otoño?
- (Operadora) Por supuesto, ahora mismo. Espere un segundo.
- ()
- (Lluvias de otoño) ¿Si, dígame?
- (I) Hola, buenos días, verá, tengo que dar la información del tiempo para hoy y me gustaría saber a qué hora iba a llegar.
- (Ll) Hombre, pues si no pasa anda raro, a eso de la una del mediodía creo que estaré por ahí.
- (I) Vale, vale. Muchas gracias.
- (Ll) ¡No hay de qué!
Llega la una del mediodía y miro el reloj. Al instante miro por la ventana, me asomo… y veo que acaba de empezar a llover.
Menos mal que aún existe la puntualidad.

2 comentarios:

A. Escalada dijo...

El invierno llegó a las 18.02:
Asturias, más suave y caliente, había quedado atrás. Con sus bosques de hayas ocres y burdeos, vestidos todavía... Salimos del último tunel (EL NEGRÓN), y desembocamos en León. Los picos, hace cuatro horas pelados de frío, estaban vestidos de algodón. En la carretera revoloteaban las "jalispas" blancas, que vinieron a posarse en el cristal del parabrisas. El invierno leonés había llegado. El resto del camino fue infernal: agua, rachas de viento, atascos de camiones en las bocas de los túneles; un camión volcado y seis kilómetros de caravana, con apenas dos guardias civiles de tráfico, a remojo, en el arcén...
En León llueve, ¡también!; pero estamos en casita, calientes...¡Ufff!

A dijo...

Confirmo que ha nevado...desde la ventana de mi despacho he visto a media tarde, en un momento en que no había nubes bajas, todos los picos de la cordillera con una buena capa blanca.

;-)