Ayer, mientras comía en la oficina, charlaba con Narciso.
Narciso trabaja desde febrero con nosotros. Vino para sustituir a Kike, y también se encarga de lo mismo, de vigilar la obra, y de echarnos una mano a los ingenieros… aunque él también sea ingeniero.
Y es que Narciso es cubano, ingeniero cubano. Yo creo que el título de ingeniero cubano tiene doble valor que el que podamos tener aquí. O mejor, se podría decir que Narciso, allí en Cuba, trabajaba de ingeniero, y de “ingeniero”. Primero trabajaba como ingeniero de minas, y el resto del tiempo se las ingeniaba para seguir trabajando, y consiguiendo algo más de dinero con su otro “título”.
Narciso se dedicaba a hacer y arreglar pesas. Pesas de pesar, se entiende. Empezó arreglando una pesa que tenía en casa, calibrándola para que volviese a funcionar, y poco a poco fue montando su propio taller, arreglando pesas de establecimientos, haciendo pesas nuevas y vendiéndolas.
Gracias a su ingenio, y a que sus padres eran asturianos, consiguió salir de Cuba y traerse a toda la familia a España.
Como decía, ayer, mientras comía en la oficina, charlaba con Narciso. Siempre me cuenta historias sobre su vida en Cuba, cosas que son diferentes, frases curiosas… Y la de ayer me hizo mucha gracia.
En las casas hay familias que tienen gallinas, pollos, patos y otros animales. Como los patos vuelan, para evitar que cuando crezcan se vayan volando, lo que hacen es coger los huevos de los patos y dejar que sean las gallinas las que los incuben y luego críen de los pequeños patitos. Por norma la artimaña da sus frutos y funciona, aunque tenga algún que otro inconveniente. Uno de ellos parece ser el estrés que sufre la madre postiza cuando pasea con sus pequeños cerca de una charca o lago, pues los patos son patos, de eso no cabe duda, y en cuanto ven el agua se lanzan a ella. Y claro, la gallina, antes que gallina, es madre, y en ese instante empieza a correr de un lado a otro de la orilla, completamente alterada, sin perder de vista a sus patitos, angustiada ante la idea de que todos han caído al agua… De ahí que se diga de las personas que pierden los nervios con mucha facilidad y se alteran mucho, que son como una gallina con patitos.
Espero que hoy Narciso me cuente otra historia.
2 comentarios:
Qué historia más guapa
:-)
Hay tanto que aprender de quiénes nos rodean!!! Gracias por compartir esta historia con nosotros :-)
Un abrazo
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