lunes, 25 de agosto de 2008

¡Al ladrón!

No me ha pasado a mí, pero como si me hubiese pasado, no importa. Lo pongo en primera persona, y cualquiera que lo lea también podría ponerlo en primera persona, pues (y no se lo deseo a nadie, que quede claro) podría pasarle.

Me dirijo, una tarde cualquiera, a pleno sol de verano, a sacar dinero a mi banco. Para ello elijo, como tantas otras veces, el mismo cajero, el que está en la calle, puesto que al ser fuera del horario de oficina no puedo utilizar el que está en el interior.

Cuando, después de introducir mi tarjeta, el número secreto y elegir el importe, está a punto de salir el dinero, dos "niñas" se acercan a mí y comienzan a empujarme y a gritarme, que les dé el dinero. Casi de milagro consigo pulsar la tecla de cancelar y recoger mi tarjeta, para luego zafarme de las "niñas" que continúan gritándome y empujándome. Y me alejo de allí, con tan solo un pequeño susto.

A la mañana siguiente, ya en horario de oficina, me dirijo al mismo banco, a sacar el dinero que ayer no pude. ¡Y cuál es mi sorpresa cuando veo que me faltan 300 €!
- "Esto no puede ser, si me llevé la tarjeta y pulsé el botón de cancelar y no salió nada de dinero..."
Así que me dirijo al mostrador, para buscar alguna respuesta a mis preguntas, no sin antes contar al empleado que me atiende lo ocurrido ayer por la tarde. La sorpresa continúa creciendo cuando éste me dice que no es la primera vez que les pasa. Y es que, por lo visto, éste y otros muchos cajeros, una vez cancelada la operación, si se les pulsa repetidamente determinada tecla terminan por "bloquearse". Y en dicho "bloqueo" entran en la última cuenta que ha sido abierta y permiten sacar dinero...

Con la cara de bobo facilmente imaginable que se me queda, me dirijo a la comisaría más cercana a poner la correspondiente denuncia, necesaria para que el seguro del banco me devuelva el dinero robado. Las caras de bobo deben ser contagiosas, pues el policía que me atiende tampoco sale de su asombro, e incluso me invita a acercarme al cajero para comprobar si esa teoría del "bloqueo" del mismo es cierta, y de paso repartir las ganancias... pero al final desistimos en llevar esa idea a cabo.

Hace unos días, tras realizar todos los trámites, veo que mi cuenta ha engordado un poquito, así que me imagino que mis 300 € han vuelto a su sitio. Bueno, casi todos. 270 para ser exactos.
- "¿Y eso?"
Pues está claro. Salta a la vista. Sufro un robo en un cajero de mi banco que está situado en la calle, que no tiene cámara de seguridad, porque ante una situación de "bloqueo" su sistema responde permitiendo operar en mi cuenta. Así que lo más normal es que el seguro de mi banco me cobre a mí 30 € por el papeleo derivado de la devolución del dinero robado en un cajero que no funciona correctamente...

¡Al ladrón!

Edito y pongo este enlace, que cuenta la misma historia.

3 comentarios:

A dijo...

:-O

Nuria dijo...

Y robado 2 veces, sí. Muy triste...

Jose dijo...

Qué fuerte, tío. :-O