jueves, 28 de agosto de 2008

Bici Crítica

Hace unos días contaba que María se había encontrado en Chicago con la "Critical mass", que así dicho de sopetón suena fuerte, pero no es para tanto.

Pues yo acabo de llegar hace un rato de la "Bici Crítica", que viene a ser lo mismo, pero en Madrid, en este caso en particular. Y es que también se celebra este día en otras ciudades de España.

El último jueves de cada mes, en la plaza de la Cibeles, a eso de las ocho de la tarde, se queda para celebrar el uso de la bicicleta para moverse por la ciudad. Así que allí me presenté, puntual. Había muy poca gente, pero ya por el camino se notaba que había muchas más gente en bicicleta dirigiéndose allí.


Un cuarto de hora más tarde el bullicio ya era considerable. Y mientras se iba llenando de gente, yo hablaba con alguno de los que por allí pasaba. Y veía bicis, muchas bicis. De montaña, de carretera, plegables, caras, bicicletas restauradas, de piñón fijo, de paseo, monociclos... de todo.

Poco a poco, la gente se empezaba a poner nerviosa, a tocar los timbres y a gritar. Era el momento perfecto para empezar el paseo. Lo que al principio parecían cuatro gatos, ahora era una marea sobre ruedas. ¿1000 ciclistas? Poco faltaría.


Cibeles, Neptuno, Cibeles, Colón, Serrano, la Puerta de Alcalá (¡míralá!), Cibeles de nuevo, estación de Atocha, Ciudad de Barcelona, Puente de Vallecas, Avenida de la Albufera, el estadio del Rayo... Increíble. Todos los coches parados en los cruces, algunos conductores, muy amables, sonriendo y preguntando qué era aquéllo. Otros en cambio... La policía escoltando al pelotón, los peatones aplaudiendo con cara de asombro a nuestro paso.


Sin duda una experiencia curiosa. A modo de resumen, y tras casi 30 kilómetros entre ir y volver a casa, unos apuntes:


1. El humo del tráfico huele a mierda. Si, a mierda.
2. En los cruces, los coches pitando y los conductores gritándonos... me daba un poco de apuro estar interrumpiendo el tráfico de aquella manera. Pero el atasco que creábamos era mínimo para el que, en esos mismos sitios, tienen que soportar cualquier otro día. Lo sé, que yo también conduzco. Y nadie pita de ese modo. Así que el apuro se me quitó enseguida.
3. El asfalto da mucho calor.
4. Los policías, algunos, son muy bordes.

Unas fotos del evento ilustran un poco más lo que hemos hecho esta tarde por el centro de la ciudad.

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