Aquí va mi segunda entrega sobre lo que he llamado turismo de zapatilla. La tercera entrega me temo que tendrá que esperar, no por falta de viajes, sino porque creo que estoy lesionado (estoy en la fase de asumir un hecho, de ahí que ponga creo). Espero que no sea mucho tiempo el que tenga que esperar. Y también espero que esta segunda entrega me sirva para distraerme un rato y animarme pensando en que dentro de nada estaré de nuevo por ahí danzando.
En este caso mis zapatillas (mentira, fui en avión) me llevaron a Edimburgo, el primer fin de semana de octubre. La excusa fue visitar a A. (pongo A. porque me ha dicho que prefiere mantener el anonimato), que se encontraba durante tres meses por aquellas tierras ingeniando un poco, conociendo mundo, practicando inglés y oliendo a curry.
Allí tuve la suerte de que A. viviese en las afueras, en East Parkside, justo a los pies de la Silla del Rey Arturo. Se trata de una montaña que forma parte del Holyrood Park, que es algo más que un parque. Se trata de una zona llena de caminos y de senderos, donde los habitantes de esta ciudad aprovechan cualquier momento del día para pasear por ellos, correr, subir, bajar, dormir en tienda de campaña… lo que sea. Incluso para pasear al salir del trabajo, sin quitarse el traje y sin apear el maletín.
Yo lo aproveché para correr, y trepar hasta la cumbre de la Silla del Rey Arturo, desde la que se ve todo Edimburgo, y ver los patos y los gansos de varios lagos que hay en el parque, y los restos de la ermita de San Antonio. Todo ello sin tener que preocuparme de por dónde me vendrán los coches, y es que eso de que conduzcan por la izquierda me tenía un poco inquieto.
Luego el resto del fin de semana visitamos la ciudad y nos perdimos por las calles empedradas, escuchando gaitas, viendo un descenso en bicicleta de montaña desde el castillo, oliendo a curry, montando en taxi y en autobús de dos plantas para volver al aeropuerto, tomando una cerveza mientras veíamos un partido de rugby…
Yo me lo pasé muy bien, fue un gran fin de semana.
1 comentario:
Gracias por la crónica!
Había esperado tiempo pero ha merecido la pena.
Yo también lo pasé muy bien.
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