jueves, 13 de diciembre de 2007

Desarrollo sostenible


Acabo de leer esta noticia, otro ejemplo más sobre lo que se entiende hoy en día por desarrollo sostenible.
Nótese cierta ironía en esta afirmación. O quizás es que los conocimientos (pocos) que tengo gracias a mis estudios están desfasados ya... y mi idea de desarrollo sostenible no sea la verdadera y adecuada a los tiempos en los que estamos. Me queda el consuelo de que no soy el único que piensa así.

Mientras tanto, miles de ideas más acordes con el respeto al medio ambiente, capaces de fijar población, dinamizar esas zonas, y conseguir que sea realidad ese otro concepto, más anticuado y pasado de moda, de desarrollo sostenible, descansan en estantes polvorientos de alguna universidad, o en la mente de algunas personas. Hasta que, con mucha suerte, en lugar de pudrirse en las estanterías o de perderse en la memoria, alguna de estas ideas se desarrollen gracias (¡y muchas gracias!) a la ilusión, esfuerzo y trabajo de algunas personas anónimas. Por desgracia, o por suerte, quién sabe, estas ideas no son interesantes para recibir el apoyo de millones de euros de empresas internacionales.
¿O quizás es que no es posible el desarrollo sin tener que cubrir las amapolas de la foto de cemento y ladrillo? Yo quiero creer que sí es posible.

2 comentarios:

A. Escalada dijo...

Querido:
Los campos de amapolas en el valle de Eslonza, al lado del río Moro, no son "sostenibles"...
¡Claro! Las amapolas son tan caducas!!!
Yo quisiera yo alguno de esos millones para sostener lo insostenible, por quienes tu y yo sabemos...

A dijo...

Pues la noticia parece bastante disparate...no?
25 millones de turistas al año!

Pensaba escribir muchas cosas pero al final no sé qué poner. Al final da pena y un poco de rabia.

Me pregunto yo qué opciones les queda a la gente normal para luchar contra estos disparates, donde dinero, políticos y empresarios van de la manita.

Recuerdo que en primero de carrera se recogieron firmas contra la línea sama-vellilla de a.t. en mi escuela y yo firmé. Hoy, diez años después, seguimos amenazados con ello y manifestándonos. Qué tenemos que hacer para que nos hagan caso? Poner alguna bomba?